Por: Eric Bernal García. Parroquia de Santiago Apóstol, Santiago Oxtotitlán. Te contaré como ha sido mi experiencia desde que la inquietud de querer entrar al seminario se sembró en mí. En el año dos mil dieciséis quería ingresar al seminario, pero decidí realizar una carrera universitaria. Ahora, a la mitad de la licenciatura, el llamado se ha hecho cada vez más fuerte y he decidido dejar la licenciatura y aventurarme al llamado que Dios me ha hecho. Dicha decisión se ha visto nuevamente interrumpida a causa de la pandemia que nos aqueja, así que ya no depende en gran parte de mí. 1. Aventúrate a tomar decisiones.Verás, sé que el camino puede ser incierto: pedregoso y lleno de dudas; es ahí donde tienes que tomar decisiones y tomar en cuenta lo que realmente quieres hacer por el resto de tu vida, es decir tu vocación: si quieres ser padre o madre de familia, soltero, religioso o religiosa o, como es mi caso, aceptar la invitación de Dios a prepararme para sacerdocio ministerial. La decisión que tomé no fue de la noche a la mañana, sobre todo poniendo encima mi licenciatura, intereses personales, opiniones familiares y comodidades. Ha sido un camino largo y eso que apenas es el comienzo, pero tengo la certeza que esas cosas no se comparan en nada con lo que realmente quiero hacer. Aunque estoy consciente que el hecho de ingresar a un seminario no garantiza alcanzar la ordenación sacerdotal. 2. No tengas miedo.Tomando en consideración mi ejemplo, piensa también si lo que estás haciendo te está llenando, si eres feliz con el trabajo que tienes, si te llena de placer estudiar esa licenciatura que cursas; y si te animas a dejar todo lo que hasta ahora tienes por seguir un estilo de vida diferente. No tengas miedo. ¿Por qué tener miedo al porvenir si estamos tomados de la mano de Cristo? Esa es la pregunta que resuena en mi cabeza día a día. Tal vez para mis padres y para algunos familiares, dejar la licenciatura no fue la mejor decisión que digamos. ¿Y si no concluyo el seminario o a medio camino el Señor me dice que ahí no es? ¿Qué importa? La decisión de querer ingresar y pertenecer al seminario es firme en mi corazón y eso es lo importante. 3. Sueña y sigue tus sueños.Piensa ahora en lo que realmente quieres y piensa también a futuro, porque las decisiones que tomes ahora traerán consecuencias, ahí entra la comunicación padre e hijo: la oración. Muchos esperan manifestaciones, literalmente, de Dios para que les diga lo que tienen que hacer o que estilo de vida tomar. Bueno, son pocos los casos en los que esos tipos de manifestaciones ocurren. No esperes a que una imagen te hable, a que escuches una gran voz mientras ves arder a una zarza o cosas así. Dios habla mediante la oración y mediante otras personas, lo único que debes hacer es guardar silencio para poder escuchar. Habla con él desde el fondo de tu corazón y pregúntale qué es lo que Él quiere de ti. Y lo más importante: no te desesperes por obtener respuestas. 4. Siempre pregúntale a Dios.Algo que yo hacía era preguntarle a Dios, en tono desesperado, qué era lo que Él quería; yo estaba frustrado pues tenía la licenciatura, un noviazgo de ya más de dos años y medio y sentía nuevamente el llamado a servirle. Llegó un punto en el que yo lloraba frente al Santísimo preguntando, en tono de reproche, ¿qué quieres de mí? Al fin escuché una respuesta: Deja de hacer ruido, cállate y escúchame. Me quedé tranquilo, y ahora iba al Santísimo solo a contemplarlo y de pronto vino a mí un pensamiento: “has de mí lo que te plazca, yo soy el barro y tú mi alfarero”. Y desde esa vez todo fue tranquilidad, dejé de preguntar e insistir en saber que era lo que Él quería de mí. Hagas lo que hagas de ahora en adelante pregunta a Dios qué quiere de ti y no tengas miedo a darle una respuesta generosa, no importa si eso cambia tus planes; no tengas miedo a decirle que sí, ya sea al matrimonio o a la vida consagrada. Siempre encomiéndate a Él, no importa si a la mitad del camino te das cuenta que ahí no era, encomiéndate a Él, da gracias y pídele sabiduría y entendimiento para seguir avanzando, así tendrás la certeza de que no habrás fracasado si decides desertar. 5. Aprende a esperar.Ahora, solo me queda esperar la respuesta de los superiores, saber que pasará, si habrá ingresos al seminario este año o se cancelarán por la contingencia; te encargo oración por mí y ten por seguro que yo oro por ti.
0 Comentarios
Deja una respuesta. |
¡Exprésate!¿Te gustaría enriquecer este espacio? Escribe un artículo, crónica, reportaje, testimonio, o lo que se te ocurra y envíalo a [email protected]
Lo que tu aporte debe incluir:1. Lenguaje actual, común, acorde a la edad de los jóvenes.
2. Escribe como si fuera un correo, un mensaje, un whats. El encabezado de tu aporte debe iniciar así: "Querido (tu nombre)" a partir de ahí inicia a escribir. 3. Nunca utilices tercera persona. Si vas a hablar de ti, escribe en primera persona, si vas a hablarle a los jóvenes hazo en segunda persona singular. 4. La extensión debe ser no mayor a dos cuartillas. Con letra considerable. 5. Los aportes válidos son: Artículos, crónicas, testimonios, experiencias así como guías o consejos prácticos. Si escribes algún en algún otro estilo, será sometido a revisión para su publicación. 6. Envía tu aporte al correo [email protected] una vez que lo envías, cedes todos los derechos al equipo diocesano para ser revisado y corregido en caso de ser necesario. Tu nombre aparecerá en el artículo publicado. 7. No olvides agregar tus datos: Nombre completo, edad, ocupación, parroquia a la que perteneces, y perfil de facebook. Categorías |